viernes, septiembre 05, 2008

La ley del silencio entre reos hacinados

Existen mitos por las cosas que ocurren dentro de una cárcel cuando ingresa un reo, pero son pocas las veces en que se ha podido saber realmente si estos mitos son verdad o no. En Chile son alrededor de 150 los centros de reclusión carcelaria y 73 los que velan por el cuidado de menores de edad, en donde se experimenta todo tipo de cosas (desde jerarquías entre reos con violaciones esporádicas, procesados que cumplen el rol femenino y deben simular placer mientras son abusados, hasta cuchillos artesanales para violar y dejar moretones anales internos).

Nuestra investigación se centrará en el centro de rehabilitación juvenil del Sename Tiempo Joven, ubicada en la comuna de San Bernardo, la que fue creada en los ´90 con el fin de terminar los abusos a menores y la erradicación en las cárceles de adultos. La juventud carcelaria, aún en estos centros, es víctima de violación (entre 5 y 8 menores por patio en Tiempo Joven) y sus consecuencias llegan a ser alarmantes con enfermedades como el VIH, la hepatitis A y B, sífilis y gonorrea.

Centraremos nuestro tema en los menores de edad que están separados por 5 patios dependiendo de su condena, los cuales viven hacinados compartiendo camas, su sexo, poder, etc. Pero, ¿qué pasa con los ataques y peleas dentro de éstas cárceles, con las violaciones diarias, las jerarquías entre reos, los acusados por robo interno, los asesinos y las condenas a la que se deben someter gratuitamente cuando las rejas les dan la bienvenida?


Desde este aspecto queremos enfocar nuestra investigación periodística y así indagar en los ataques y represalias que sufren los internos a causa de su condena. La ley del silencio dentro de las cárceles trae consecuencias deplorables, sobretodo en Tiempo Joven, lugar que según la Convención Internacional de los Derechos del Niño y el Servicio de Menores, prometió en el año 1990 terminar con los abusos y permitir una vida digna para los jóvenes delincuentes.

Con impotencia, resfrios, golpes, insultos, incertidumbre, pasión, fuerzas, ánimo, riesgo y un poco de susto. Este viaje comienza, se respira con un café en la mano en una taza usada por los reos, con hojas interminables de anotaciones, con visitas al óvalo en la penitenciaria, con ropa ancha y un vocabulario masculino, con asaltos en la "buena onda", como dicen ellos, con paredes teñidas de sangre y piezas tatuadas por violaciones, con reuniones con la Pepa Valenzuela, con olores que forman parte de la vida de los reos, con familias destrozadas y un sin fin de historias que alimentarán esta tesis que ya tiene forma, fondo y color.

Texto: Caterinna Migliorell!

1 Comments:

At 7:03 p. m., Anonymous Anónimo said...

Cuando uno camina por fuera de la penitenciaría, o cuando va por la carretera que lleva a las afueras de Santiago y pasa por estos silenciosos Bunkers con cientos de ventanillas, algunas prendidas, otras pagadas, da la sensación de calma, aunque uno sabe que dentro de esas murallas se encuentran los autores de crímenes tan atroces como hasta un simple asalto con arma blanca. Pero claramente según tu historia pasan cosas inimaginables, desde violaciones hasta peleas a punta de cuchillos "hechizos". Mi pregunta es ¿Cuál es la solución para comenzar a erradicar este problema? Vendrá desde un punto vista doctrinario radical que aboga por la educación como solución a la pobreza, claramente desde un mediano a largo plazo, o desde un punto de vista más capitalista conservador, que implica crear más cárceles y meter a la mayor cantidad de gente posible que no cumpla con lo que la elite dice.
Quién sabrá...total...a nadie le importa.
Saludos ;)
Hugo Latorre

 

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