En la Plaza de los Poetas
Hay hojas tiradas en el suelo que reciben pisadas de vagabundos, turistas y borrachos que deambulan por las noches, dándole vida a una plaza mística y con historias olvidadas entre sus adoquines.
Hay cenizas de cigarros que queman chismes, penas y fracasos de poetas que alguna vez soñaron con explotar una ciudad de palabras, de sonatas frescas y transparentes, sólo por que sí. Porque a ellos les gustaba gritar sus miedos, compartir sus ideas y vivir pensando que sus palabras son el antídoto perfecto para bloquear la contaminación de ignorantes y de aquellos que dejan pasar historias como éstas.
En la Plaza hay basura, restos de súper 8 y un par de sombras que te intimidan a lo lejos mientras tomo un café. Hay vagabundos que cuidan autos y se pelean las esquinas más tentadoras alrededor de la plaza. Hay asientos barnizados en dirección al árbol que canta, el que esconde agarrones, lágrimas, estudios y son el respaldo perfecto para conversar o leer. Pero a pesar de ser asientos comunes y corrientes, tienen algo que los hace únicos. La vista, las historias y los recuerdos, son tal vez la base para estar escribiendo hoy aquí.
En la Plaza de los Poetas el aire canta entre la contaminación acústica de bares y guitarreos de una Playa Girón, entre besos esparcidos por el aire y un sin fin de abrazos que le dan colores a la vida de vagabundos, prostitutas y cientos de personajes, de historias y cuentos que se esconden entre las sombras de un árbol que no para de cantar y sonreírle a los extraños que se posan en él.
3 Comments:
Cuando estaba terminando de leer esta clase de “poema-descripción” me acordé mucho de mis poetas favoritos: Rimbaud y Baudelaire.
No es gratuito que me acordara, ya que Rimbaud caminaba como un vagabundo por las calles de París mientras escribía la poesía más impresionante de su época. Como también me acordé de Baudelaire en el poema introductorio a “Les fleur du mal” –lejos el mejor libro de poesía escrito alguna vez- donde exaltaba el error y lo grotesco como bello.
Es agradable saber que aun existen esos antropoides callejeros que inspiran personas sensibles que saben observar y escribir como se siente en una época y lugar determinado… Eso es periodismo de verdad.
PD: No me gustan los post, éste es el primero y el último. Un abrazo.
Buenisimo!!! Y los poetas que escriben versos de colores con besos..
Me llama la atención como ese lugar es capaz de transmitir tanta pasividad y reflexión, aún cuando su entorno a veces no le ayuda.
Me llaman la atención los mendigos, las palomas y las parejas sentadas compartiendo sentimientos. Ingredientes típicos de una plaza cualquiera, pero que acá se sienten diferente.
Puede que me equivoque y que hable solo por experiencias personales, ya que guardo los mejores recuerdos de aquel lugar, pero definitivamente siento que algo hay de especial y único en esa plaza.
Un abrazo gigante lokilla
JP
PD: También me dio hambre lo del Super 8... (haha)
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