viernes, julio 06, 2007

El regreSo de CHILEWORKS




Santiago, 06 de julio de 2007

La terapia del sector ABC1:



El regreso de Chileworks



Fue uno de los centros de autoayuda más polémicos de los últimos tiempos, ya que intentó cumplir con el perfil de empresa para “crecimiento personal” sin el respaldo de profesionales. Pese a los fraudes y mentiras que involucraron a profesionales chilenos, existe la versión del regreso de un secreto que muchos callaron y que mantienen la esperanza de volver en octubre de este año. Aquí comienza otra historia. La segunda versión.
Por Lorena Lopez y Caterinna Migliorelli


Entre anécdotas como paseos en bikini por un mall capitalino, comenzó el destape de este centro que proponía mejorar íntegramente a las personas. No obstante, la ayuda que entregó no era lo que muchos esperaban, pues sus actividades sorprendían a los integrantes con humillaciones, deshonras y con encargados de los grupos que no eran profesionales, como psicólogos o siquiatras, sino chileworkianos, los cuales ya habían finalizado todas las etapas que el centro daba. Lo más importante es la forma en que quieren volver al país, entregando ayuda emocional con terapias mucho más intensas y personalizadas por sus “especialistas”. Al estar la mayoría de los que participaron concientes de su regreso, muchos aseguran que felices volverían a sentir las experiencias pasadas, mientras que otros, esconden la cara con vergüenza.

Catalina es Ingeniera comercial y vive en Las Condes. Ingresó a Chileworks porque en el trabajo sentía presión por parte de su jefe Orlando, gerente de un conocido banco capitalino, que en reiteradas ocasiones le gritaba. A pesar de que el grupo estaba dispuesto a ayudarla para no dejar el tratamiento, no logró seguir los pasos del curso introductorio. La sorpresa comenzó al salirse del programa. El grupo de personas, integrado por siete participantes, presionó su estadía con gritos y humillaciones, al acusarla de tener un bajo poder de convencimiento y ser desmotivada con la gente que la rodea. Tras esta decisión, recurrió a un psicólogo, el cual le diagnosticó depresión crónica.


Según dice Gabriel Nossovitch, fundador de la empresa, la partida de Chile se debió principalmente a que ya se había cumplido un ciclo y el número de participantes había descendido, por lo que la agrupación decidió enfocar sus deseos de ayuda en lugares donde la demanda valiera la pena. Este fue el caso de México, lugar al que emigraron y en el que se mantienen vigentes hasta el día de hoy con más de cinco mil participantes “graduados”.
Francisco Szasz, colaborador directo de Nossovitch desde 1998 y encargado del regreso de Chileworks, asegura que las evaluaciones para el regreso de los cursos a Chile están cada vez más avanzadas y que en octubre de este año se implantarán los nuevos talleres, con actividades mucho más profundas en el descubrimiento y el desarrollo personal del individuo.

Las personas que participaron en estos cursos, tienen hoy opiniones reservadas frente al tema, no sólo por la vergüenza y el fracaso, sino porque volvió vulnerables sus vidas. Al preguntar a los antiguos alumnos -calificativo que recibían los participantes- su opinión sobre un posible regreso de Chileworks con el mismo nombre y los mismos chileworquianos en la búsqueda del crecimiento personal, las opiniones se disparan para cualquier lado. “El nivel de prejuicios hacia este centro es tan alto, que nada de lo que diga yo serviría para cambiarlo, pero sin duda alguna a su regreso, les pediría a mis hijos que participaran en los talleres”, cuenta Marisol, periodista. Pero el otro lado de la moneda confiesa. “El marketeo me hizo dudar del método: todo se logra tan rápido que así de rápido se va y por eso necesitan vender y vender”, dice Max Hoyng, publicista.

Florecen los miedos, alegrías y preocupaciones. Los secretos continúan acentuándose, sabiendo que el regreso podría ser nuevamente una recaída. Es así como B.D.S., periodista y directora de comunicaciones de una destacada universidad, dice que dudaría regresar al centro a pesar que fue un éxito total en su vida. “Fueron años en que mi personalidad me jugó en contra, antes de conocer los talleres, no tenía muy buena llegada con la gente y sentía miedo a encontrar amigos nuevos; al entrar a Chileworks, mi vida tuvo un cambio rotundo. Comencé a ver las cosas desde otro punto de vista, mucho más arriesgado y decidido, por lo que al finalizar las terapias, mi perspectiva de la vida era mucho mejor. Dejé de ser la tímida y me convertí en una mujer mucho más interesante”. Sin embargo, la incertidumbre no es para todos. Oscar, importante empresario automotriz, asegura que no volvería a pisar Chileworks. “Si bien entré a los talleres por mi cuenta, fue lejos la peor decisión que pude haber tomado. Sinceramente me lavaron la cabeza, dejé de ser tan cercano a mis padres y mis sentimientos se volvieron mucho más fríos. Encontré errores en todas las personas que me rodeaban y en la empresa despedí a muchas otras por no pensar igual que yo. Francamente, este jueguito barato, marcó los peores años de mi vida. Solo al finalizar las 4 etapas, me di cuenta del grave error que había cometido”. Los dos extremos destapan el caos. La verdadera razón por la que debió emigrar esta empresa de Chile.

¿Psicólogos desplazados por tutores?

El psicólogo Rafael Jiménez - ex subdirector de la Escuela de Sociología de la Universidad Católica y académico de las universidades Católica, de Chile y Portales- habla sobre “un gran centro marcado por la polémica”.
Colegas y amigos de Jiménez, participaron en los talleres para saber cómo funcionaba el sistema, sin embargo, ninguno estuvo dispuesto a contar la experiencia. A partir de esta base, el dr. Jiménez confesó que “una terapia para tratar algo muy puntual necesita, como mínimo, ocho meses”. Chileworks, desarrollaba la primera etapa (curso introductorio) y luego de cinco días, comenzaba la siguiente (EIP, experiencias interpersonales). El tercer paso del programa (GAP, programa de graduación y logros) es de tres meses, el que se cataloga como la prueba de fuego. Es en esta fase donde se decide confrontar los miedos y fomentar la seguridad para cambiarse de trabajo o separarse de la pareja. Además existe un compromiso social, se construyen plazas o se elaboran ayudas a instituciones de beneficencia. El Master, la última de todas, es de cinco días.

De acuerdo a los objetivos de Chileworks, Rafael Jiménez menciona que “hay que preguntarse cuál es el objetivo: el desarrollo personal o el desarrollo de la organización”. Esta compañía se dedicó a obtener bastante dinero, enfocada en una implementación sana hacia las personas y una evolución personal parecida a lo que aplica el Senador Fernando Flores, una dinámica basada en la baja autoestima, para que las personas tomen fuerza en su diario vivir y quieran superarse como individuos. Sin embargo, Chileworks llevó a los límites las capacidades metales de las personas que pagaron los cursos, engañando a la mayoría por lograr en un futuro, ejercer un papel similar a Dios. “Y lo peor es que quieren volver sin el respaldo de profesionales capacitados para controlar los sentimientos y emociones de las personas”, comenta el psicólogo.



Requisitos de Chileworks

Para ingresar a los cursos de Chileworks, se debía pagar por las cuatro etapas que éste impartía. El valor del curso introductorio era de $189 mil, en dónde comenzaba la búsqueda de identidad, cuál es el propósito de vida y para que se está ahí. Según el publicista y jefe de marketing corporativo comunicación externa de Chilectra Eric Posselt, “en los cursos vas aprendiendo las cosas a través de experiencias y mediante ellas creces como individuo”.

Todo partía con un barniz de la filosofía de Chileworks, con la finalidad de que sus participantes descubrieran que durante toda la vida, han sido victimas de sí mismos y asuman esa responsabilidad. La técnica utilizada era por medio de ejercicios que los remitían a su pasado.
Alejandro Valdés, publicista que participó en los cursos, cuenta que en uno de esos ejercicios, los participantes debían imaginar que estaban frente a un cofre, que representaba su caja de creencias y así volvían a su infancia para tomar conciencia de las sensaciones que en el minuto se experimentan. La duración de esta primera etapa era de cinco días y las reuniones se hacían en Casa Piedra y diferentes estadios, como Manquehue y Croata, del sector oriente de la capital.

Bernardita del Solar, dice que los talleres le sirvieron mucho en una etapa de su vida, pero no está interesada en recordar lo que significó para ella. “La cantidad de amigos que conocí fue grande, pero sinceramente no encuentro la razón para hablar de esto”. ¿Será la intensidad de los cursos lo que agravaron una realidad que avergüenza a muchos asumir? Tal vez la baja autoestima, la falta de personalidad y el querer descubrir un yo interior reprimido, llevó a más de 10 mil chilenos a seguir con una segunda etapa en Chileworks.

El EIP (experiencias interpersonales) es la siguiente fase del taller y considerada una de las más fuertes, ya que profundiza la primera a través de ejercicios en los que hay que ir más allá de los límites corrientes. Cada participante debía confesar, ante el resto de los alumnos, el secreto más grande que nunca antes haya revelado. Éste tenía un valor de $370 mil y en la mayoría de los casos, el cheque o las tarjetas de crédito eran la forma de pago para seguir en la enigmática escuela.

Luego continuaba el GAP (programa de graduación de logros) y aunque cada vez eran un poco menos los miembros de esta comisión, las pruebas por conseguir la profunda conexión con el ser auténtico y valorar el regalo de estar vivo, mantenían en pie a la, muchas veces mal catalogada, secta de la clase ABC1. En esta etapa, pagando $80 mil, se emprendía la prueba de fuego por medio de objetivos personales y sociales para tratar de concretarlos. Muchos tomaron decisiones como cambiarse de trabajo o separarse de sus parejas.
Y para finalizar el camino de superación personal, estaba la última etapa. El Master, que se inició en el año 1998 que por $189 mil, daba un marco conceptual a Chileworks. El que no quedaba satisfecho con los resultados al comenzar el curso, podía pedir el reembolso del dinero.
Hoy no todos quieren hablar de lo que significó esta etapa en sus vidas. Muchos se niegan a recordar, ignoran las preguntas y simplemente dicen no tener tiempo para hablar de estupideces. Soledad Astaburuaga, directora de cuentas de Agency of the BBDO Worldwide Network, dice creer que son cursos para un segmento de gente muy claro y concreto que tienen un ciclo de vida demasiado marcado, una etapa de introducción, mantención y una declinación muy rápida porque el costo de estos cursos es alto y por lo tanto, el grupo de gente que lo puede pagar no es mucho. “La verdad, no quiero hablarte de Chileworks, porque creo que es totalmente irrelevante”.

El secreto



Sin lugar a dudas la base de estos cursos fue mantener el secreto muy bien guardado ya que revelar alguna instancia de las que se vivían en los talleres con sede en calle Dieciocho, equivalía a una traición. La gran mayoría defiende la sorpresa como un valor intocable. Dicen que por fidelidad a la confianza que otros han depositado en ellas y por que si los ejercicios se conocen, no tienen el efecto esperado en las personas.
Como Chileworks fue el curso con mayor demanda entre 1997 y 2001, según Gabriel Nossovitch, la clase alta de nuestro país empezó a pelearse la posibilidad de experimentar estas sensaciones. María Teresa, educadora de párvulos de la Universidad Gabriela Mistral, cuenta que entró por curiosidad para descubrir qué había más allá de lo que todos sus amigos que habían participado escondían. “La intriga se extendió hasta el final, lo que pudiese ocurrir en los próximos minutos, era un completo enigma”.

Durante los cursos no se perdía un segundo de tiempo. Las puertas eran abiertas justo a la hora estipulada y si algún monitor necesitaba papeles o lápices, había encargados de los materiales para entregarlos en el momento necesario. Éstos hacían todo a la par cumpliendo un rol de sombra. Si el monitor se agachaba, ellos hacían lo mismo, si levantaba una mano, la suya también era alzada a la brevedad. La música jugó un papel fundamental ya que era seleccionada minuciosamente por los instructores, pues debía cumplir un rol de dominio emocional con sus contrabajos y sonidos.

Los requisitos eran variados, pero dentro de las reglas que nadie podía romper, destacaba la confidencialidad 100%; la puntualidad en todos los eventos, ya sea en reuniones oficiales o de grupos pequeños; la participación debía ser obligatoria todos los fines de semana; no se podía consumir alcohol, drogas ni ninguna sustancia que alterara el normal estado mental durante GAP; las relaciones románticas con gente de tu GAP también estaban vetadas por un plazo de 30 días; la limpieza en los salones donde se hacían los encuentros era sagrado, por lo que se debía fumar únicamente en el hall y las colillas debían ser botadas en basureros.


Fecha de nacimiento

Chileworks no es producto nacional. El seminario norteamericano Lifespring inspiró la creación de Argentinaworks, centro que prometía a sus participantes desarrollar habilidades de responsabilidad, comunicación, intención y cumplimiento en el diario vivir. Fue así como Gabriel Nossovich, un hombre de aproximadamente 30 años, atractivo, carismático, seductor e ideal para mover masas, según quienes lo conocieron en los talleres chilenos de autoayuda, fue invitado a participar de los cursos, y al descubrir que hubo un satisfactorio desarrollo personal decidió implementarlo en la Región Metropolitana. Fueron dos los grupos que aglomeraron a 40 personas en los primeros talleres y según fuentes que prefieren mantener el anonimato, la experiencia fue maravillosa ya que la confianza depositada en un grupo tan reducido enaltece tu visión de ver y sentir al prójimo.
Lifespring fue fundado por John Hanley en el año 1974, y se basaba en que la introspección era la base del éxito. A los asistentes se les guiaba para conocer el control que cada persona tiene sobre lo que le interesa. En sus 25 años de existencia, sumó más de 500 mil graduados.


Gabriel Nossovitch es el responsable de haber ayudado en el crecimiento personal a 10 mil chilenos que asistieron a sus cursos y luego de su partida, la iniciativa por el crecimiento íntegro de las personas no quedó de lado. A seis años de haber desaparecido de Chile y antes de su regreso, todavía quedan huellas de lo que creó. En su sitio Web,
www.gabrielnossovitch.com, se encuentran testimonios y agradecimientos, sin embargo, no sólo hablan de Chileworks o Mexworks, sino que en uno de sus links está la invitación a los antiguos participantes a colaborar con el mantenimiento de centros de niños discapacitados (Angelitos de Cristal y Paipid en México) con la única finalidad de mantener el legado de una institución que vela por el desamparo de terceros. ¿Efectivamente la colaboración llegará a estos centros, o es solo un enganche para seguir engañando a las personas por medio de su vulnerabilidad?






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