martes, febrero 09, 2010

Mi hermano se va

Me voy en febrero. Fueron las palabras exactas que me hicieron explotar en llanto hace un par de meses atrás, mientras un plato con papas fritas y asado me devoraba en la mesa un domingo a las cuatro de la tarde junto a mi familia.

Ese día hacía calor, pero cuando mi hermano más chico tomó la decisión de anunciar su partida, mi apetito se cerró en seco y una lágrima eterna se apoderó de mis ojos impidiendo que viera lo que estaba pasando ese domingo en el comedor.

No lo podía creer. El más chico de la casa, con 19 años, había tomado una decisión frontal. Se iba. Y no a la vuelta de la esquina o a vivir con amigos por ahí. No. Su meta era clara, su futuro completamente estructurado, con una Visa ganada y con dólares guardados en su velador.

El secreto lo sabía mi hermana y mi papá y yo me sentía débil. Mi mamá también. Ese día domingo tenía mas hambre que nunca pero de pronto una angustia me impidió seguir comiendo. Claro, la noticia había sacudido hasta la tripa más hambrienta que escondo por vergüenza a reconocer que adoro comer chanchadas.

Han pasado cerca de tres meses desde que me enteré de la noticia y hoy estoy a punto de explotar. Creo que me he vuelto un poco más llorona de lo que soy, pero he sabido esconder muy bien la pena que a ratos no me deja hacer nada, ni siquiera comer chocolates escondida por ahí. A veces voy por la calle y me pongo a llorar sola, otras mientras lo veo en su pieza viendo TV. Mi hermano chico se va por 1 año a Nueva Zelanda y yo no sé que voy a hacer sin él.

Peleamos siempre, el me reta, yo lo escucho, el me dice sin piedad cuando parezco una cabra chica y yo sigo encontrando que no tiene razón. El es mucho más maduro que yo y eso me gusta, porque por lo menos tengo la convicción de que allá, lejos, estará bien.

El lunes saldrá con un par de maletas de mi casa. Se despedirá de su pieza, de su play station, de la blanqui, de Javier, el guardia. Se despedirá de nosotros en el aeropuerto para comenzar su viaje como un hombre grande, como un genio que a la vuelta se apoderará de un avión, se pondrá un uniforme y nos llevará a recorrer el mundo con 75% de descuento y un par de aspirinas para evitar el mareo de mi mamá.

Buen viaje hermanito!
Te voy a extrañar.


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